viernes, 3 de abril de 2015

Capítulo VII: La Cima de la Verdad

La cima debía escalarla. Cuando estaba llegando arriba encontró una inscripción que decía "aunque este universo poseo nada poseo, pues no puedo conocer lo desconocido si me aferro a lo conocido". Estaba demasiado cansado para entenderlo hasta que se dio cuenta, la voz de su yo se lo dijo, que debía soltarse y precipitarse al vacío.
finalmente se soltó, y mientras caía recordó todas las cosas de las que había culpado a su madre, a su padre, a su mujer, sus profesores, su hijo, sus amigos y todos los demás,  y a medida que caía se iba desprendiendo de aquello y aceptando las responsabilidades que debería haber asumido en su vida. A partir de ese momento "Nunca más culparía a nada ni a nadie de todos los errores y desgracias". Se dio entonces un fenómeno, empezó a caer hacia arriba, "su voluntad de abarcar lo desconocido lo había liberado" repentinamente dejo de caer y se encontró de pie en la cima de la montaña. Permaneció en la cima con una agradable sensación de bienestar. su corazón rebosaba amor, por si mismo, por Julieta, por Cristóbal, Por ardilla, por Rebeca, por la vida y por un mundo maravilloso. El caballero lloraba de alegría y como "las lágrimas provenían de su corazón", estaban calientes y consiguieron hacer desaparecer el resto de armadura que le quedaba. Nunca más volvería ponerse la armadura ni la gente volvería a ver el brillante del acero. Sonrió a través de sus lágrimas,"con una luz mucho más brillante hermosa que la de su pálida armadura... una luz deslumbrante como el sol". Ahora el caballero era Amor  


Enseñanza: Aprendí que debemos aceptar las cosas tal y como son no debemos aferrarnos a lo conocido por el contrario debemos abrirnos a lo desconocido y todo lo nuevo que nos ayude a aprender y a crecer como seres humanos, nunca debemos culpar a los demás de lo que nos suceda debemos aceptar nuestros errores 





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